04Ser delgada, ¿bajo qué consecuencias?
Elegir una dieta no es una tarea que deba hacer sola. Busque asesoría profesional, pues los regímenes de alimentación no son los mismos para todas las mujeres.
“Ayune durante 25 horas. Esto debe ser el día de cambio de fase lunar”. “Puede comer fruta solamente si es en jugo o licuada, pero nunca entera”
Con frecuencia vemos o escuchamos este tipo de recetas bajo nombres atractivos y muy sugestivos. Unas prometen resultados increíbles y con el mínimo de esfuerzo; otras, en cambio, son bastante exigentes y aún así hay quienes están dispuestos a realizarlas con tal de lucir mejor.
¿Es usted de las personas que ha experimentado todo tipo de dietas? Si su respuesta es sí, es hora de detenerse. Antes de iniciar o cambiar un régimen alimenticio, es recomendable acudir a un profesional que le oriente y ayude al respecto.
Las más famosas
Dietas como la de la sopa adelgazante, del tomate, de la piña con apio, del limón, la Atkins y la mediterránea son de las más utilizadas, tanto por mujeres como hombres.
Estudios han demostrado que por sí solas no son dañinas. El problema es que se practican sin un previo conocimiento de las consecuencias de las mismas.
A este tipo de dietas se les llama falaces. Estas son dietas extremas que prometen bajar de peso en poco tiempo, pero sin tomar en cuenta consideraciones importantes del paciente.
La dieta de Atkins (New Diet Revolution), por ejemplo, consiste en varias fases. Se caracteriza por ser una dieta baja en carbohidratos y alta en alimentos ricos en grasa y proteína.
La pérdida de peso al principio puede ser rápida, pero ésta se debe principalmente a la pérdida de agua. Puede ser una dieta efectiva, ya que es baja en calorías, pero los daños que podría causar a la salud son mayores, principalmente en personas con problemas de colesterol. “Por eso se debe tener en cuenta que efectivo no es sinónimo de recomendable”.
Las famosas malteadas que el mercado ofrece también serían efectivas, pero tome en cuenta la calidad del producto. Lo más aconsejable es que guarde una relación adecuada de carbohidratos, grasas y proteínas.
Estas malteadas se utilizan, por lo general, como sustitutos de alguna comida, aunque lo ideal es que se consuman como parte de la misma dieta. Las malteadas sí pueden funcionar, pero debe cuidarse el balance. De nuevo es el nutricionista quien determina la distribución correcta de las calorías de su dieta.
Cada persona es diferente
Generalizar es el principal problema en el tema de las dietas. Se ponen a disposición de todas las personas sin tomar en consideración que cada organismo es diferente, y que la dieta que a cada quien convenga dependerá de muchos factores personales que solo un profesional puede tomar en cuenta.
El daño que estas dietas pueden causarle a la salud es muy grave. Éstas pueden dañar los riñones, sistema endocrino e hígado. También pueden causar aumento de colesterol, triglicéridos, fallas cardiacas, hepáticas o renales; desnutrición, problemas de tiroides, hipertensión, amenorrea, deshidratación y anemia, entre otras.
Es tal el riesgo que el paciente podría morir si ignora condiciones de salud específicas, es decir, si no toma en cuenta si padece diabetes, convulsiones u otras irregularidades.
Esté alerta
• La mayoría de dietas que prometen resultados inmediatos, “carece de fundamentos rigurosamente científicos para adelgazar sin riesgos”.
• Los planes inadecuados de alimentación omiten componentes esenciales para el organismo o saturan de otros. Muchas tienen resultados a corto plazo, pero muchas veces tienen recaídas peores.
• Las pastillas inhibidoras del hambre son peligrosas. No se automedique.
• La estadounidense Terri Schiavo quedó en estado vegetativo a consecuencia de una dramática falta de potasio que le provocó una exigente dieta. Además de un paro cardiaco, tuvo una interrupción de la llegada de oxígeno al cerebro.
• Uno de los grupos más vulnerables a estas recetas son las adolescentes.
• Los supuestos milagros que las dietas ofrecen deben ser el punto de referencia para descubrir que pueden ocasionar daños graves a la salud.